Sin costas limpias, el sol en la Florida no brilla igual

Published by the Natural Resources Defense Fund

¡No queremos crudo en nuestras playas!

Ilustración cortesía de Falco

Nuestros amigos y familiares en la Florida, Houston, Puerto Rico, Cuba y el Caribe aún están tratando de rehacer sus vidas después de lo que fueron unos huracanes históricamente desastrosos. En el caribe y en Puerto Rico, aun no tienen servicios básicos ni adecuados. Gran parte de la población sigue sin agua potable sana y electricidad. Miles de familias, hogares, negocios quedaron destrozados y con un futuro personal y económico incierto.

La comunidad científica acierta que el cambio climático ha contribuido a que estas tormentas y huracanes sean mucho más intensas y peligrosas.  Los huracanes crecen y se fortalecen en intensidad sobre aguas más cálidas como el agua del Golfo de México y el Atlántico. Los océanos se calentaron en promedio entre 1 y 3 grados Fahrenheit durante el siglo pasado, y el nivel del mar aumentó casi 18 centímetros en ese periodo creando la combinación perfecta para producir tormentas intensamente destructivas e inundaciones históricas.

“Si esto no es el cambio climático, no sé qué sea”, dijo el alcalde de Miami Tomás Regalado sobre Irma cuando devastaba la Florida.

Sin embargo, algunos políticos en Washington, incluyendo el presidente Trump, siguen evitando hablar de sobre el cambio climático. En vez, prefieren ignorar la urgencia de tomar acciones hoy para evitar que se empeore el calentamiento global. Al contrario. En lo que parecen ser actos de desafío a la naturaleza, están eliminando medidas diseñadas para controlar el aumento de la contaminación por carbono que causa este aumento en temperaturas eliminando medidas como la Ley de Energía Limpia (Clean Power Plan), proyectos para promover el ahorro de energía y la eficiencia energética, eliminando límites a la contaminación de automóviles, y cortando el presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Todas estas medidas están diseñadas para ayudarnos a usar menos petróleo y evitar la quema de combustibles fósiles—los cuales producen gases de invernadero que aumentan el cambio climático.

Pero en vez de protegernos de un futuro con mayores impactos climáticos donde todas la comunidades tenemos que vivir a la espera del próximo huracán Maria, algunos políticos buscan aumentar el riesgo promoviendo el uso de más combustibles fósiles. No solamente se oponen a usar tecnologías modernas como la energía solar y eólica (de viento), sino además quieren ahora perforar nuestras preciadas costas. En el congreso está pendiente una propuesta que busca entregarle nuestras costas del atlántico en a Florida a empresas petroleras para que pongan sus plataformas petroleras a unas pocas millas de nuestras playas.

No solamente pondrán en peligro de desastres petroleros a nuestras adoradas playas, pondrán además en juego el futuro de todos los negocios del estado que dependen del turismo, la pesca, y los deportes acuáticos. Cada año, millones de personas visitan las playas de la Florida en búsqueda de su arena blanca y su agua cálidas y cristalinas. Estas mismas playas—y los ingresos que traen estos visitantes, estarán en peligro si estas propuestas de perforar en búsqueda de petróleo se aprueban.

La exploración petrolera se traduce en derrames de petróleo. Existen análisis que calculan que cada año en EE.UU. ocurren alrededor de 30,000 derrames de crudo, muchos de los cuales suceden en el Golfo de México. Estos derrames de petróleo perjudican a los negocios y a las economías costeras a una gran escala que perdura por años. Por ejemplo, el derrame de petróleo BP Deepwater Horizon en el 2012 produjo pérdidas de $700 millones en términos de usos recreacionales y $250 millones a la pesca comercial. Sin embargo, las empresas petroleras reciben $8 mil millones en reducciones de impuestos y lagunas tributarias cada año.

Las industrias relacionadas con la pesca, el turismo entre otras emplean más de 383,300 residentes de la Florida y contribuyen más de $18 mil millones al PIB anual del estado. Estas industrias dependen de la preservación de un océano y costa saludable. Además, estados como la Florida tienen un potencial enorme para expandir su economía de energía renovable. La Florida podría generar 25 veces sus necesidades eléctricas con energías renovables como solar, eólica además del buen uso de la eficiencia energética.

Es por esto que la mayoría del público se opone a que se permita entregar estas aguas públicas a empresas privadas. Entre los hispanos, el 74 por ciento prefieren proteger permanentemente la costa atlántica y el ártico de las perforaciones petroleras.

El estado del sol no necesita petroleras para brillar. Necesitamos océanos sanos, playas limpias, comunidades costeras sanas y energías renovables como la energía solar y eólica que crean empleos y protegen y fortalecen nuestra economía sin poner en peligro nuestra salud y el bienestar económico del estado.

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